Melinda Gates es una de las mujeres poderosas en el mundo, vive aquí en el estado de Washington en Estados Unidos, y ha sido una gran inspiración para muchas personas. Para mí, particularmente, ella es un ser que sigo en ocasiones por sus redes sociales, me atraen las causas que apoya, los mensajes que transmite y admiro muchas cosas que comparte respecto al empoderamiento de las mujeres en diferentes entornos -como factor clave socioeconómico-, y provee perspectivas interesantes del desenvolvimiento de las mujeres en otros países del mundo. Obviamente, lo hace desde su perspectiva, experiencias, intereses, etc. Y ello le ha permitido convertirse en escritora debutando con el libro que les comparto hoy: The Moment of Lift.
Este libro tuve la oportunidad de leerlo a vuelo de pájaro y me quedé enganchada con varios capítulos porque me orientó en varias facetas de los proyectos que alimento en mi mente y cosas que hago a a diaro. Me sirvió de herramienta clave al reforzar ideas sobre cosas que veo y en las que no estoy de acuerdo y en comprender mejor el porqué debo permanecer preparándome cuando busque abogar por causas que me importen y me duelan.
Su libro ha sido criticado bastante, muchas de esas críticas, tal vez negativas, siento que estuvieron muy enfocadas en cómo debería expresarse y actuar una mujer millonaria ante la probreza mundial. No se le pudo separar en algunos comentarios las referencias que se hicieron a su estilo de vida, religión y manejo de finanzas con las fundaciones en donde ella desempeña un rol clave, entre otras cosas. Fuera de ello, el libro en mi opinión ha sido galardonado muy merecidamente, y hasta el día de hoy sigue manteniendo fuerza y vigencia muchas de sus opiniones. Gracias al poder de ese libro ella misma comenta fue lo que le incitó a seguir formando e impulsando más organizaciones de apoyo a la mujer. Y para mí eso es más que suficiente para admirarle y verle como ejemplo de quién aprender.
El libro deja ver los desafíos y las desigualdades que enfrentan las mujeres y las niñas en todo el mundo; en todas su páginas Melinda buscó motivarnos a darnos fuerza entre nosotras para que alcancemos nuestro máximo potencial, a arriesgarnos a trabajar mejor en equipo de mujeres. A comprendernos y vernos tan valiosas unidas en sociedad. Muchas mujeres aquí en estas regiones repiten constantemente palabras efectivas de ella.
Igualmente, comparte dentro de capítulos sus propias vivencias y experiencias desde que comenzó a trabajar en Microsot, parte de su desarrollo profesional, sobre las mujeres que la han impactdo y hasta de la gente y comunidades más pobres y marginadas con las que se topó del mundo, y de quién dice aprendió muchísimo.
Yo también la encontré en sus palabras sinceramente humana. Me gustó leer sobre sus propios desafíos como mujer, madre y esposa, así como de las cosas que le dan esperanza y la animan en su trabajo diario. Aquí en Seattle en toda reunión que se ha visto y en lo que habla comunmente expresa su mensaje visión esencial: empoderar a las mujeres como algo que no solo es lo correcto, sino también inteligente. Ella actualmente es una gran inversionista en proyectos y startups dirigido por mujeres. Su historia, trayectoria y pasos que va tomando actualmente me siguen inspirando. Y a nivel conversacional, me agrada como se maneja y cuida su lenguaje asertivo -es una mujer elegante y con mucho tacto; Observarla hablar con hombres es un m omento fascinante-.
Siento que, así como dicen muchos críticos y autores, su forma de hacernos reflexionar y pensar en las cosas que están pasando en el mundo nos permite poder divisarnos también con la posibilidad de convertirnos en seres con un rol clave en la creación de cambios positivos. Esta lectura ha sido una de las tremendas que tuve esta temporada de COVID. Ella junto con otras mujeres ha generado en mí el deseo de manejar, preparar y escuchar muy bien las cosas que pueda comunicar. La comunicación es lo que abre y cierra todo tipo de trato.
En la sociedad, a las mujeres hay que aprender a valorarlas y protegerlas -es casi un lema que se aprende con ella- y eso es algo que llegué a entender mejor gracias a historias y palabras fundamentales que compartió en su libro y que me hicieron, de hecho, apreciar el continente donde vivo.
Leer libros escritos por mujeres poderosas mundialmente siempre abren nuestras perspectivas con tantas maneras de ver y servir con propósito en la vida -si así nos lo permitimos. Para mí esta lectura ha sido una excelente orientación en esa ruta hacia mis propósitos.