Fíjate esto, si tú también trabajas a través de internet me vas a entender esta parte.
Cada día son cientos los mensajes que recibimos recalcándonos las mil y un forma de qué y cómo tenemos que hacer para conseguir más seguidores online en cuentas sociales (siendo que ésto se considera como algo que nos abre oportunidades profesionales), pero en su mayoría estos mensajes los destacan de formas que nos hacen creer que si no tenemos un número considerable de seguidores que mostrar, por ejemplo, no tenemos entonces gran cosa valiosa que aportar, no tendremos esto, ni tampoco aquello.
Y en muchos casos, el aporte sucede de formas contrarias. Comenzamos a atraer a la gente que nos sigue, que valora nuestra opinión y hasta llega a hacernos sentir admirados por lo que hacemos para con otros, generando con ello un impacto en nosotros mucho más intenso del que creíamos que sucedería. Porque algo es cierto, con nuestras acciones es que generamos – sean energías, vibras, resultados, experiencias, momentos y más. Y de nosotros depende, generalmente, si no gustará o no lo que generamos.
Con los años, y con los cambios tecnólogicos y sociales en los que también he vivido, aprendí algo que hoy en día me transforma en mi todo -y que es una bendición recordar cuando hago las cosas que hago cada día, aún en los días que tambaleo-: La manera ideal de que mi esfuerzo y dedicación en mis proyectos me den resultados más efectivos, y hasta maravillosos, sucede siempre y cuando, en vez de pensar en seguidores como un cero más que agregar a los planes que tengo, mejor continúo agregando valor en lo que ya de por sí es la calidad de vida de alguien.
Cada uno de nosotros tiene algo valioso que aportar como persona, sin embargo, muchos sufren incluso imaginar su propio valor. A mucha gente le cuesta reencontrar el valor propio, le duele imaginar el impacto tremendo que pueden tener sus buenas acciones, y hasta les asusta mostrarse a cabalidad aún por muy conectados que luzcan y por razones que se pueden justificar. A mi me ha pasado algo similar, muchas veces me he intimidado con el impacto de mis propias acciones, por muy preparada que me haya creído en algún momento, pero aprendo que trás ello hay una gran oportunidad: Podemos agregar valor en la vida de la gente al crear y alimentar espacios donde ellos salgan más claros y firmes con lo que piensan, más orgullosos de sí mismos y de sus ideas, y con menos temor a la acción porque se sienten parte de un todo que es próspero. Y al mantener ese pensamiento presente he podido reenfocar visiones, objetivos y actividades en las que fluyo con mayor facilidad, y en donde igualmente doy bienvenida a quien también he notado que se me ha acercado -aún con sus miedos y cuidados.
Todos tenemos un poquito de aquello mágico que hace y define quién es y será nuestro seguidor.
He discutido con personas sobre la confusión que genera, en algunos de nosotros, enfocarnos en conseguir, perseguir o hasta pagar por miles de seguidores online (en un mundo donde predominan los robots), si no estamos emocionalmente estables para entender que lo que expresamos o comunicamos sólo podría gustar a 1 o 2 personas entre ellos. Y, después de todo, la buena interacción con una audiencia nada tiene que ver con la cantidad.
Hay secretos que se vienen repitiendo a lo largo de la vida, y a través de grandes personajes de la historia, en donde nos hablan del crecimiento personal y la abundancia como resultado del trabajo que suma valor para todos. Y esto podría sonar simple, pero es más complejo de lo que creemos. A veces olvidamos qué es trabajar teniendo en mente a la audiencia, a los seguidores, a esa gente a la que uno realmente le quiere servir.
Yo paso por días en donde me pregunto, antes de comenzar a hacer nada, ¿qué estoy alimentando hoy para que sigan existiendo espacios que siento que necesitamos? ¿Qué estoy haciendo yo para propiciar algo de alegría o tranquilidad en mi entorno? – y mis entornos a veces son virtuales-. Y con esas preguntas algo profundas arranco mis mañanas.
En los entornos virtuales, por ejemplo, nuestros mensajes tienen el potencial de llegar a todas partes del mundo, ¡sí!, pero hay días que queremos llegarle específicamente a alguien (a un segmento muy claro), y para saber a quienes estamos atrayendo, analicemos por un momento ¿quiénes son nuestros seguidores? Ellos no son un número que todos ven, al contrario, ellos son las personas que nos han escrito, que nos han confiado un algo, que nos han dado un feedback, que esperan por nuestras respuestas, que acuden a nosotros porque de una u otra manera les hicimos ver que estaríamos allí.
Crear comunidades requiere planificar con paciencia, y a veces mucha paciencia; implica, por ejemplo, tener conciencia del tiempo con que contamos para lograr resultados efectivos con nuestras acciones. En estas comunidades virtuales nos vamos haciendo responsables al presenciar encuentros y reuniones entre mentalidades poderosas. Y gran parte de ello es gracias al escribir artículos y compartir vivencias sobre temas interesantes para la gente que nos sigue. Porque para producir o crear material con contenido que pueda ser apreciado se necesita conocer de la gente que nos sigue.
No siempre hay diversión con lo que se va creando en las comunidades, pero con optimismo, creatividad y colaboración, hasta en las actividades más delicadas salimos airosos y más conscientes de la nuestra responsabilidad. Las personas que se toman el tiempo para revisar y comentar con sustento (con bases) lo que hacemos son personas claves para tener en mente en futuras comunicaciones. No siempre podemos estar en todo, y es una pérdida de tiempo y energía creer que todo lo podremos solos y que nos saldrá bien en el primer intento, pero al estar alertas del feedback que nos hacen llegar las personas más preparadas y con experiencias podemos sentirnos seguros de que siempre hay oportunidades para intentar diferente y que nunca es tarde para preguntar.
Yo hoy día veo constantemente el poder que tenemos cuando propiciamos que las personas se conecten. Y en muchas ocasiones lo hacen de formas que nunca podrían hacerlo en ‘la vida real’.
Me despido en este momento haciendo hincapié con lo siguiente: Destaca tu intención de servir a otros al permitir intercambios de pensamientos, sueños, expresiones y palabras en espacios donde puedan hacerlo libremente. Hay que seguir creyendo e inyectando, especialmente en quienes buscan sus primeras experiencias profesionales, el pensamiento del valor de hacer cosas en equipo, de construir para mejorar colectivamente y de sentirse cómodos y respaldados por comunicar sus creaciones y sueños. Esto simplemente porque nuestro mundo es recíproco.