Hoy día en las redes sociales podemos observar cuánto impacta en cada uno de nosotros las nuevas maneras de aprovechar la comunicación digital y las interacciones remotas; somos tantos de nosotros utilizando de alguna manera estas herramientas digitales para desarrollar nuestras capacidades comunicativas tal que es evidente cuán crucial ha llegado a ser en nuestro día a día.
Sea que busquemos transmitir ideas con objeto de transformar nuestro entorno profesional, pronunciar discursos persuasivos, compartir poemas y otros escritos o simplemente participar en conversaciones cotidianas, en debates o reflexiones, es fundamental buscar mejorar cada vez nuestras habilidades de comunicación para llegar a ese éxito que queremos y vivir una experiencia gratificante de crecimiento personal.
Y en un audio que compartí recientemente en mi Instagram, hablé un poco sobre una herramienta poderosísima, aunque a menudo algunos la pasamos por alto o de plano no lo veíamos así, para mejorar la competencia comunicativa y es el simple hecho de grabarnos hablando. En mis primeras experiencias, ya como persona adulta, el capturar mi voz y revisar mis interacciones y reflexiones sobre algo, comencé a observar detalles y obtener información valiosa sobre mi propio estilo de comunicación, noté más cuidadosamente mis puntos fuertes y esas áreas que, aunque difícil reconocer a veces, necesito seguir mejorando. Te invito a escuchar el audio a continuación y más abajo explorar otros beneficios e ideas prácticas para aprovechar estas técnicas y ejercicios empoderando paulatinamente, y a tu propio ritmo, esa voz maravillosa que ya tienes.
Nos lleva a la autoconciencia: Grabarnos a sí mismo nos permite observar objetivamente nuestro estilo, hábitos y tendencias de comunicación. Y si nos permitimos honestamente comprendernos y aceptarnos podremos con facilidad reconocer esas áreas de mejora, como por ejemplo la claridad vocal, el ritmo, el tono o el lenguaje corporal (de hecho, si hacemos videos), que no podríamos haber visto de inmediato en las interacciones que mantenemos en vivo.
Nos orienta para identificar fortalezas y debilidades: Cuando nos escuchamos grabando nuestros discursos, reflexiones o monólogos, llegamos a identificar esas fortalezas y debilidades que tenemos como comunicador. Y sí es posible descubrir que en algunos temas o estilos somos particularmente buenos expresándonos, articulando o parafraseando nuestras ideas con claridad, y en otros casos, por ejemplo, descubrimos que nos cuesta mantener el contacto visual, mostrar un vocabulario enriquecido, la fluidez al razonar con variedad de perspectivas, etc. Y esta conciencia nos ayuda a centrar nuestros esfuerzos entonces en esas áreas que creemos necesitamos mejorar rápidamente para aprovechar incluso otras de nuestras fortalezas.
Facilita la retroalimentación y reflexión: Grabarnos a nosotros mismos mientras hablamos, discutimos, razonamos, etc., nos brinda esa oportunidad para pedir retroalimentación en la que luego profundizáremos en la reflexión. Porque al hacerlo estaremos evaluando nuestro desempeño con frecuencia y vamos observando qué funcionó bien y qué podría mejorarse – al mismo tiempo que consideramos a las personas con quienes hablamos. Porque claro está que hay ocasiones en donde es fundamental ser cuidadoso con lo que diremos, recíproco respecto a lo que recibimos y abiertos en relación a esa aceptación, reconocimiento e invitación de compartir nuestras diferencias. Reflexionar sobre nuestro estilo de comunicación nos ayuda a comprender esos patrones de comunicación que tenemos (que nos ayudan o no en algunos contextos) y con ello a saber tomar decisiones más conscientes para mejorar en nuestras relaciones y hasta transacciones comerciales o profesionales.
Nos mueve a la práctica y la repetición: Algo con lo que me encuentro con frecuencia es el revisar mis grabaciones para permitirme practicar y ‘perfeccionar’ (como yo pueda) en mis habilidades de comunicación inmendiata mediante la repetición. Soy de las que me digo constantemete que “no mejoro lo que no practico”. Todos podemos experimentar con diferentes técnicas, por ejemplo el variar nuestro tono, jugar con nuestros gestos y ritmos, igualmente observando cómo impacta cada una de nuestras expresiones a las personas y en los espacios en donde estamos. Cada iteración es tan maravillosa porque hace que podamos darnos ese instante para probar nuestros estilos de comunicación con la intención de volvernos más eficaces, sinceros, seguros, amables, condescendiente, respetuosos… etc.
Guía en el establecimiento de objetivos y realización de seguimiento del progreso: Cada vez que he grabado algo me ha forzado u orientado a tener que ser clara con mi establecimiento de objetivos al comunicarme. Uno va aprendiendo a tener que ser cada vez más específico, realista, dedicado al planear y llevar seguimiento de ese progreso que uno busca lograr a largo plazo. Sea que queramos claridad vocal, reducir palabras (ser más breve) o pulirnos con nuestras habilaidades no verbales, uno puede lograrlo con determinación al comparar y estudiar esas grabaciones que se ha realizado en diferentes intervalos, distintos días y hasta en diferentes humores.
Nos empuja al desarrollo de nuestra confianza: Una de las mayores intenciones de este tipo de ejercicios es desarrollar confianza en nosotros mismos e ir apreciando nuestras capacidades con la voz que tenemos. Cuando vamos escuchando nuestras grabaciones, haciendo ajustes y notando esos cambios en los que nos enfocamos, uno va aumentando su confianza como comunicador – y esto es muy importante resaltarlo especialmente cuando uno dirige proyectos en donde uno es el principal vocero o mediador en tantas relaciones y negociaciones-. Es muy cierto que a medida que observamos ese progreso tangible y el refinamiento en nuestras habilidades para hablar, nos comenzamos a sentir más seguro de nosotros mismos en diversos entornos de comunicación, y llega a ser la experiencia más excitante de evaluación en el progreso.
Nos hace cuestionar y considerar qué y cuándo aceptar comentarios externos: Hay expertos quienes resaltan la importancia de saber acercarnos a otros para escuchar y aprender de sus comentarios, porque muchas personas a nuestro lado pueden llegar a ser ese ente con quien compartir nuestras grabaciones y verlos como mentores o entrenadores en nuestra comunicación de confianza. Las ideas y sugerencias que pueden proporcionarnos llegan en muchas ocasiones a ser perspectivas tan valiosas sobre nosotros y en áreas de mejoría que no habíamos notado o aceptado de nosotros, y en muchos casos, es gracias a ellos que recibimos una guía u orientación constructiva para saber con exactitud en donde trabajar con mayor efectividad. La aceptación de los comentarios de otros es una decisión muy personal que vale la pena considerarse con sumo cuidado.
La práctica de grabarnos hablando la sigo viendo y comentando como una herramienta valiosa para mejorar nuestras habilidades comunicativas y sociales. Y algo que siento es magnífico durante el proceso es que se convierte en ese medio que te ayuda con la autoconciencia, la retroalimentación y la reflexión, llevándonos a conocer e identificar mucho mejor nuestras fortalezas y áreas de mejora para impactar nuestro progreso y prosperidad a lo largo del tiempo. Como dije en mi audio, “hay que aprender a amarnos con la voz que tenemos y aprovecharla de la mejor manera”. Que tengas feliz día.