La Intención Detrás de Nuestras Palabras: ¿Qué Pretendo con lo que Voy a Escribir o Decir?

La Intención Detrás de Nuestras Palabras: ¿Qué Pretendo con lo que Voy a Escribir o Decir?

Comunicación Asertiva

En este mundo de hoy donde el ruido constante y las divisiones parecen ganar terreno, reflexionar sobre qué decimos y por qué lo decimos nunca ha sido tan esencial. Durante estos años en mi experiencia como editora, y siendo alguien comprometida con el crecimiento personal y profesional, he aprendido (o quizá entendido mejor) que las palabras no son solamente instrumentos al servicio de nuestros objetivos; son puentes que nos alivian, nos conectan y nos unen. Estos puentes no se construyen por casualidad, sino con dosis de, entre tantas cosas, intención, claridad y empatía.

Preguntarnos —como suelo hacerlo en momentos clave— ¿qué pretendo con lo que voy a escribir o decir?, puede ser una pausa necesaria, pero no una que debamos omitir, especialmente en esos días pesados e intensos en los que la prisa diaria parece reinar.

¿Estoy buscando informar? ¿Inspirar? ¿Convencer? Estas son preguntas fundamentales que nos ayudan a definir con claridad, desde el principio, cómo fijar nuestros destinos. Es como programar nuestro GPS para asegurarnos de que la ruta que decidimos tomar nos lleve al lugar que realmente queremos alcanzar, sin desviaciones innecesarias.

En mi día a día, por ejemplo, cuando envío un correo a quienes trabajan, colaboran o contribuyen conmigo, mi intención no es solo compartir información, sino también recordar que, con lo que diga o haga, de alguna manera estoy motivando y organizando para la continuidad efectiva de nuestras tareas y responsabilidades. Si mi objetivo entonces es aclarar quién hará qué, cómo y para cuándo, mantener esa claridad transformará no solo mi estructura y estilo de trabajo, sino también el impacto que tendrá mi mensaje, entre otras cosas. Escribir o hablar sin un objetivo definido puede desviar nuestros esfuerzos y, lo que es peor, desconectarnos de quienes nos escuchan o leen.

En nuestras interacciones diarias, que tienden a ocurrir con tanta rapidez, solemos experimentar una escasez de profundidad. Detenernos a pensar un momento en nuestra intención puede convertirse en un acto catalizador. Me fascina leer y aprender sobre el tema de Comunicar con Propósito, porque nos ayuda a conectar desde un lugar más humano, a construir relaciones basadas en la confianza —que tanta falta hace en muchos entornos para prosperar como sociedad—, y a contribuir con pequeños gestos al alivio del odio que nos rodea en tantos lugares.

En este instante, te agradezco por haber visitado esta página y te invito a reflexionar en algo que puede dar un rumbo distinto a todo lo que haces: antes de hablar o escribir, tómate un momento para preguntarte ¿qué quiero lograr con esto? Tal vez descubras que, con un poco más de claridad, tus palabras tienen el poder de transformar no solo la manera en que te comunicas, sino también cómo se sienten los demás cuando están contigo. Y en la sostenibilidad de muchos proyectos y negocios que nos inventamos en la vida, importarnos por cómo hacemos sentir a los demás es imperativo.

Son tantos los profesionales y expertos en comunicaciones y relaciones que afirman que «nuestras palabras tienen un peso«, y más allá de eso, creo que también acarrean un precio. Ese peso y precio de nuestras palabras determinan, con frecuencia, el mundo que seguiremos construyendo y encontrando.

Feliz fin de semana.

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