Creando el área ideal para leer y escribir – enfocado a los niños.

Creando el área ideal para leer y escribir – enfocado a los niños.

Hábitos maravillosos

Varias veces he escuchado decir lo difícil que es para las personas, especialmente los padres, hacer que los niños tomen gusto o interés por la lectura desde pequeños –y no quiero comentar sobre el estrés y lo desagradable por lo que también suelen pasar al intentar que sus hijos aprendan a escribir bien–.

Enseñar a leer y escribir es una labor intensa que acarrea amor, paciencia, apoyo e intención al transmitirle a un pequeño el interés por ésta. Como padres o tutores, igualmente deseamos motivarles y encenderles la chispa para que poco a poco a través de la lectura desarrollen su habilidad para escribir sus grandiosos pensamientos y dar vida a toda esa creatividad que tienen en sus cabecitas.

Enseñar a leer es una labor muy intensa especialmente para los adultos, padres, e incluso educadores, a quienes no les apasiona leer diariamente y que simplemente no saben ni cómo desarrollar mejores hábitos en el mundo de las letras.

Es muy difícil que un hijo de familia lea cuando los padres no sirven de ejemplo o cuando ní siquiera hay libros en la casa –suena gracioso, pero hay personas que parecen no percatarse de estos detalles–. Es muy dificil, pero no imposible.

¿Has notado como algunos niños muestran una tendencia natural hacia ciertas materias? Por ejemplo, a algunos les gusta las matemáticas, otros prefieren aprender de arte, y están aquellos que adoran aprender sobre temas científicos, y como dice mi madre: «a todos, sin embargo, les gusta el receso». Recalco esta parte de la tendencia natural de los niños no para justificar que se le deje siempre hacer lo que deseen con relación a sus gustos, sino porque es importante entender que el éxito en el desarrollo de ellas (sus tendencia naturales), y de su propio futuro, depende inmensamente del buen manejo de las palabras en todo ese proceso de crecimiento durante su niñéz.

El niño va poco a poco conociendo palabras, identificándolas en un contexto, valorándolas en las situaciones y experiencias que se le presenten, y usándolas en el momento apropiado para su beneficio. Y el buen uso de las palabras en los niños se fomenta gracias a 3 procesos enriquecedores estrechamente relacionados: El habla, la lectura y la escritura.

Nota: Mucho de lo que te comparto han sido observaciones y experiencias personales en las que he participado dentro de grupos con niños de diversas edades, y dentro de un marco educativo en programas que cubren desde la etapa de cuidado diario hasta la escuela básica. No pretendo aquí exponer la creación de áreas de lectura y escritura para niños con requirimientos especiales, o bajo circunstancias de estudio y que requieren seguimiento profesional. Cada niño es único y como padres proactivos, responsables y participativos en su desarrollo, deberíamos reconocer mejor que nadie lo que beneficia a nuestro hijos. Y debemos optar por ayudarles siempre a desarrollar buenos hábitos soportados con seguimientos y recursos para sus crecimientos sanos.

Dejando un poco de lado las preferencias de los niños y sus tendencias naturales, y enfocándonos en encenderles la llamita por la lectura y luego la escritura, hay que ser muy astutos a la hora de crearles esa área ideal, o esa área especial para que fomenten su aprendizaje y que cultiven su hábito con facilidad.

Igualmente, con la diversidad de niños con los que nos podemos encontrar, muchos de ellos requieren un buen engatusamiento. Estoy segura que sí entiendes que quiero decir con esto. Yo, como ejemplo, tengo un hijo que cumple 5 años próximamente, y quien requiere, particularmente, durante ciertos días y haciendo ciertas tareas, de unas técnicas de enamoramiento tan originales para lograr que cumpla poco a poco con sus actividades y vaya formando un buen hábito en algo que sabemos le durará toda la vida.

Ya que estoy en este tema, y a tono personal, quiero compartirte un pedacito de lo que involucra el engatusamiento con los niños para facilitarles el momento del aprendizaje y el mejor uso de sus áreas ideales. Admito que incluso hay momentos donde necesitamos ir innovando nuestras técnicas de engatusamiento constantemente, ya que los niños nos descubren rápido y fácilmente negándose luego a participar en sus tareas y actividades. Los niños son cada vez más astutos. Y como maestros de buenos hábitos, es parte de nuestra labor asegurarnos de llevar la delantera cada vez que podamos.

Fíjate en esto, a mi hijo le encantan los números, hemos notado su tendencia a saber moverse, jugar y presentar proyectos con los números. Pero cuando es momento de escribir, se me ha puesto flojito. Además, aunque le encanta que le lean, siento que se frustra cuando intenta leer por sí mismo (aún cuando le ofrecemos apoyo). Sin embargo, a través de uno de sus libros preferidos, él ha mostrado signos muy particulares: el puede memorizar un pequeño libro de manera graciosa. A él le encantan las entonaciones, y de hecho a veces las exige. «Tú no sabes leer bien…», dice. «¿Quién hablo allí? ¿la niña o el oso?, ¡tienes que hablar como oso!», «Yo creo que el robot está gritando, porque las letras son grandes y sale el símbolo de gritar». Algo hermoso que como padres, tutores y veladores por la buena educación en los niños podemos hacer es incentivarles la curiosidad por aprender de muchas maneras. Mostrarles parte de un mundo que se les abrirá cuando ellos mismos puedan leer. Yo lo he hecho con mi hijo, lo he visto aplicar en varias bibliotecas y por otros padres, y ¡es que logramos que los niños se emocionen tanto! Pero esa emoción debe ser cultivada y regada continuamente durante su niñéz. Por ejemplo, algo que activó a mi hijo a querer hacer sus actividades y asignaciones por voluntad propia fue cuando él entendió parte del propósito de las áreas en nuestra casa. El aprendió que cuando yo me acercaba a la computadora, por ejemplo, era porque íba a mi rutina de trabajo, y me decía: «Mami, ¿ya vas a trabajar en tu oficina?», algo que le afirmaba y luego él respondía, «Ok, bien, si me necesitas, yo estoy en la mía». Y esto se dió gracias a que papi y mami (nosotros en casa), tiempo atrás, decidimos designarle una ‘oficinita’ para el nené de la casa antes de que entrara a su epoca de kidergarden y ya se fuese preparando. Y realmente esas designaciones e identificaciones de áreas en el hogar, juegan un papel crítico en el aprendizaje.

Cuando enseñamos sobre cultivar el hábito de la lectura y luego la escritura, es bueno que el niño pueda entender una rutina de entrada, de relajación, y de salida de esas áreas. Por ejemplo, la lectura libre, donde se le lee por gusto el libro que el niño haya escogido, es simplemente un momento libre sin complicaciones, simple, relajado, y hasta muy divertido. Sin embargo, a medida que el niño ya entra a la escuela oficial, es imperativo que vaya notando las diferencias y los objetivos de los tipos de lectura que se le irán presentando. En más de una tarea asignada en la escuela, el niño se mostrará confuso, tenso, desinteresado, aburrido y hasta mal humorado o frustrado por lo desconocido, por notar esos estilos diferentes, y por las rutinas y horarios en lugares que no son comúnes para él. Y es allí donde nosotros, los adultos responsables, tenemos el poder de ayudarles (apoyarles) a reinforzar su habilidad de adaptación, y hacerlo mayormente empleando expresiones positivas que lo preparen para disfrutar y encontrar nuevamente lugares y técnicas de preferencias ante lo desconocido. Todo eso va a ir pasando poco a poco y a su tiempo, inevitablemente.

Aquí te paso algunos tips para que consideres al momento de prepararles las áreas ideales para que tu hijo comience a leer, hablar y escribir mejor.

Establece las áreas con propósito:

Asegúrate que el niño tenga lo necesario para su comodidad: sillas, pizarra, lápices, hojas, libros, imágenes, colores, etc. Dependiendo de la capacidad de atención de algunos niños, no podemos ponerles muchas cosas que lo entretengan, pero hay situaciones en donde factores psicológicos influyen mucho también en la selección de las cosas que les vamos a colocar cerca, como por ejemplo mantener un objeto de preferencia que le haga sentirse acompañado, apoyado, o protegido. Estuve de visita en una sección de lectura infantil en la biblioteca de Seattle (spl.org) donde un niño solía colocar un muñequito de peluche cerca de su mesa, y parecía solo tocarlo y besarlo cada vez que sentía que algo le salía ‘perfecto’.

Separa el área de estudiar (donde va a leer para la escuela o hacer sus tareas) del área de dormir:

Idealmente se comenta que las áreas de estudio y las rutinas de aprendizaje para lectura y escritura sean fuera de la habitación de dormir. Los niños pequeños difieren un tanto de los niños más grandes en cuanto a la forma  de estudiar, de disciplinarse, de integrarse a actividades e incluso del uso de sus tiempos de atención. Los niños pequeños tienen capacidades de atenciones más cortas y crearles una rutina para aprender a hacer letras, dibujar números, y escribir sonidos y palabras depende mucho de su humor, caracter y corto tiempo para la actividad. Pero es elemental que el niño vea que la actividad le presenta un tiempo de inicio, desarrollo, y fin. Lo que se inicia se termina de acuerdo a su edad. De la misma manera, los niños más grandes distinguen la importancia de tener asignado un área para leer, escribir y hacer tareas. Mientras crean el hábito en sus primeros años, irán entendiendo dónde es para dormir y dónde es para hacer tareas, dónde leen con mamá y dónde leen solo, dónde leen el libro que quieren y dónde es mejor leer y hacer copias del libro o la revista que les asignen.

Manten al niño cerca:

Cuando está aprendiendo, el niño generalmente prefiere sentirse cerca de tí en vez de estar en una esquina en un cuarto solo. Y lo mejor es que tú puedes acercártele cada vez que quieras para chequear como va progresando, dónde va presentando dificultades, cuándo muestra signos de cansancio, de hambre, y para darle un besito cada vez que pases cerca. Los mejores lugares durante esta etapa son cerca de la cocina (sí), en un espacio cerca de la sala, en el comedor, o cerca del salón de encuentro de la familia -ellos se sienten protegidos, visitados, observados, y consentidos pero suficientemente lejos como para sentir calma y poder enfocarse en lo que hacen independientemente.

Ayuda que tu niño tenga su propio espacio:

Sin importar la cantidad de niños en la casa, cada uno necesita tener su propio espacio para sus actividades. Ellos pueden llegar a compartir las áreas de lectura y tareas, pero teniendo su propio espacio. Deja que el niño muestre su espacio de preferencia y cómo desea utilizar sus herramientas y recursos. Apóyale a que él busque su comodidad. Pregúntale cómo puedes servirle mejor, si así desea. Cada niño tiene su forma particular de utilizar sus áreas de estudios, y los espacios designados dependiendo de sus tareas. Dale una mano logrando que su espacio le sea cómodo primeramente, limpio, y espacioso, ya que al ellos disfrutarlo, los aprovecharán con mayor facilidad y voluntad propia.

Se flexible:

Así como a tí quiza no te gusta leer o escribir en una sola posición, o en la misma silla, o sobre el mismo cojín, o a la misma hora, igualmente el niño puede expresar sus deseos en querer utilizar otras opciones. Por ejemplo, pueda que el niño disfrute más leer un libro de aventuras de piratas acostado sobre un cojín, o aprender sobre planetas debajo de su mesa. ¡Relájate! lo importante es que el niño se identifique, se sumerja en su lectura, y encuentre su propio punto de disfrute y entendimiento.

No pierdas el contacto con él:

Por más que el niño vaya mostrando un deseo de que lo dejes solo para leer o escribir, que no desea que se le moleste y demás, aun así, tu debes darle su espacio pero no dejarlo mucho tiempo divagar. Chequéalo constantemente, especialmente a los niños grandes, aunque te protesten lo que quieran. Es tu responsabilidad enseñarlo y cuidarlo, ya cuando sean más grande ellos entenderán mejor. Y como decía mi madre, «está bien, haz la tarea donde quieras, pero hazla ya, y donde yo te vea» o «me dejas la puerta abierta que ya vengo».

Créale una atmosfera agradable y mantén buena luz:

Un lugar ordenado, en calma, con buena iluminación, ayuda a que los pequeños se mantengan enfocados en lo que hacen y por el tiempo designado. De la misma manera, el frío o el calor interfiere en el proceso de su aprendizaje, acobíjalo bien o sírvele un rico vaso de su bebida preferida.

La tarea de inculcar gusto por la lectura y la escritura no es fácil, ¿verdad que no? pero los resultados serán excelentes para toda su vida. Porque aunque no tendremos el control de cómo lleguen a ser nuestros hijos, o qué habilidades desarrollarán más, o en qué se convertirán cuando crezcan, podemos sentirnos más seguros, sin embargo, que hicimos lo que nos correspondía, al presentarle las mejores opciones durante su crecimiento y desarollo –y que la cultivación de buenos hábitos fue fundamental. Qué vaya tu hijo a hacer y ser cuando crezca no lo sabrás a ciencia cierta, pero dale y muéstrale herramientas suficientes para que entienda del mundo y su gente a través de lo que lea, de lo que escuche, y de las opiniones que luego el mismo se forme, ya que serán determinantes en su vida. El deseo de muchos padres es que sus hijos puedan absorver, aprender y aplicar mucho de lo que los empodere a hacer lo mejor, y hacerlo porque quieren y creen que pueden.

Prepárale el mejor escenario que puedas para que tu hijo sea un buen actor. Y cuando lo vaya siendo, apláudelo porque se lo merece.


Y tú, ¿qué opinas sobre este tema? – ¿estás presentando desafíos a la hora de apoyar a tu hijo a cultivar buenos hábitos, como la lectura y escritura? Compárteme tu experiencia, y si tienes ideas que te gustaría que agregara para compartir en un futuro, entra en contacto conmigo.

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